Versión en español

Un ‘New Deal’ para Europa

En Europa se está librando una guerra entre gobiernos electos y agencias de calificación que no han sido elegidas cuyo único perdedor es la propia Europa. Los gobiernos intentan gobernar pero las agencias mandan. Los electores lo saben y por eso en ciertos países se oponen a las transferencias fiscales a otros países.

Sin embargo algunos de esos países, Alemania incluida, se benefician de un euro más competitivo de lo que les hubiera correspondido si la Eurozona se hubiera limitado a un reducido núcleo de países centrales. Y si los países más expuestos a la deuda suspenden pagos eso dañará a los bancos y fondos de pensiones también en Europa central, no sólo en la periferia. Nadie está libre de riesgos.

La respuesta no es menos Europa sino más. Coincidimos con Jean-Claude Juncker y Giulio Tremonti en que la conversión de una parte de la deuda pública de los países en bonos de la Unión Europea serviría para estabilizar la situación.

La decisión de una conversión de ese tipo no necesariamente ha de ser unánime. Puede ser una forma más de cooperación reforzada como lo fue en su día la creación del euro. Aquellos gobiernos que quieran mantener sus propios bonos, como podría ser el caso de Alemania, podrían hacerlo.

Coincidimos también con Juncker y Tremonti en que las emisiones de bonos europeos podrían comercializarse globalmente y atraer así el ahorro de los fondos soberanos y de las economías emergentes cuyos gobiernos están pidiendo un sistema global de divisas más plural y diversificado. De este modo se producirían ingresos financieros del exterior a la UE en lugar de transferencias fiscales dentro de ella.

Pero nuestra opinión es que la conversión de una parte de la deuda pública nacional en bonos de la UE no necesariamente debe hacerse a través del mercado. Podría quedar en manos de la propia Unión. Puesto que esta deuda no estaría expuesta al mercado, estaría fuera del alcance de las agencias de calificación. El tipo de interés sería fijado por los ministros de Finanzas del Eurogrupo sobre la base de la sostenibilidad. De esta forma se podría eludir la especulación y serían los gobiernos los que gobernaran, en lugar de las agencias.

Proponemos también que hay que sacar enseñanzas del New Deal estadounidense de los años 30 que inspiró las propuestas hechas en 1993 por Jacques Delors de acompañar la moneda común con la emisión de bonos Europeos comunes.

La Administración Roosevelt no necesitó que los bonos federales fueran ni financiados ni garantizados por California o Delaware ni ningún otro Estado. Tampoco precisó de transferencias fiscales de ninguno de ellos ni compró su deuda. Del mismo modo, la UE puede emitir su propia deuda en estos momentos.
 
Los bonos de los EEUU se financian a partir de una política fiscal común. Europa no cuenta con ella, pero los Estados miembros cuya deuda nacional sea parcialmente convertida en eurobonos pueden atender a los pagos a partir de sus propios ingresos fiscales sin necesidad de transferencias de otros.

Europa tiene además otra ventaja que hasta ahora no se ha tenido en cuenta. La mayoría de sus miembros están fuertemente endeudados tras haber acudido en rescate de los bancos. Pero la UE, por si misma, tiene una duda prácticamente nula. Incluso después de las ayudas a ciertos países a partir de mayo pasado, la deuda de la UE es inferior al 1% de su PIB.

Esto supone menos de la décima parte del nivel del que partieron los EEUU cuando emitieron los bonos con los que se financió el New Deal y cuyo éxito proporcionó la confianza suficiente para lanzar el Plan Marshall. Éste sirvió para recuperar a Europa después de la Segunda Guerra Mundial, y Alemania fue la beneficiaria clave.

Ni siquiera se precisa crear una nueva institución para la emisión de los bonos. El Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) puede perfectamente ser el tenedor de un bono protegido de los mercados de la forma expuesta. Las emisiones netas de bonos para el crecimiento pueden correr a cargo del propio FEEF o del Banco Europeo de Inversiones (BEI). Los pagos pueden atenderse a partir de los retornos generados por proyectos co-financiados como ocurre con las emisiones del BEI.

EL BCE es el guardián de la estabilidad de los precios pero el grupo del BEI puede ser el encargado del crecimiento. La financiación a proyectos por parte del BEI actualmente duplica a la del Banco Mundial. Lleva cincuenta años emitiendo sus propios bonos sin necesidad ni de garantías nacionales ni de transferencias fiscales. Ninguno de los países grandes de la Eurozona computa sus créditos dentro de su deuda pública.

La emisión de bonos no es lo mismo que la impresión de dinero. No es monetizar la deuda. Las emisiones netas de bonos supondrían entradas netas de financiación para la recuperación europea, en lugar de la austeridad. Urgimos al Ecofin y al Consejo Europeo a que reconozcan esta opción tanto para proteger la Eurozona como para ganar en cohesión económica y social a través de un New Deal para Europa. 

-